Internet ≠ gratis. Mi tiempo ≠ gratis. Digital ≠ gratis

Antes de irme a dormir me gusta dar una vuelta por Twitter y repasar los enlaces interesantes que me he podido perder durante el día. Así, he llegado al artículo ¿Cuánto cuesta fabricar un ebook? de Paula Corroto y los comentarios a ese post.

El artículo viene a decir lo que cualquiera que se dedique al sector editorial de forma PROFESIONAL sabe: que producir un libro (electrónico en este caso) tiene unos costes: producción y edición, corrección, traducción (cuando es necesaria), diseño de portada, distribución… Esos costes, en total los cifra entre 100 (para libros sencillos) y 300 euros (para los más complicados, esto es, con muchas imágenes, notas a pie de página, tablas…). Los comentarios vienen a decir lo que todo el mundo cree que sabe: que un libro digital no cuesta nada de producir porque hay botones mágicos que te lo convierten con un click. No he podido leerlos todos, porque mi indignación iba en aumento, pero para muestra un botón:

#6 hipernes | 08/11/2013 – 09:25h
Todo el artículo huele a falsedad bien encajada. Veamos, la correción ortotipográfica es pasar el corrector ortográfico y poner un tipo de letra que quede bien en los ebooks, no todas valen. Eso no vale entre 100 y 150 euros, por Dios. Y en cambio no se menciona mas que de pasada la traduccíón, eso si que vale y mucho. Una traducción bien hecha al ingés por ejemplo te abre un mercado nuevo y enorme y debe hacerse bien. Y no hay un boton en el editor que lo haga. Por favor paguemos en el mundo digital por lo que realmente tiene valor y no nos basemos en el mundo analógico sin mas que hacer una traslación automática de los trabajos que se hacían antes con linotipia, pero en lo digital lo verdaderamente valioso es el trabajo creativo , es decir redacción , traducción , diseño de portada, pero no apretar el boton de corregir texto.

Vemos, claramente, que el autor de ese comentario ha obtenido un texto totalmente inmaculado y sin faltas, gracias a su botón mágico del Word (veo por lo menos, sin fijarme mucho, 6 faltas de ortografía y ortotipografía).

Me pregunto qué hemos hecho mal los editores y correctores (porque algo hemos hecho mal seguro) para que nuestro trabajo sea tan invisible a los ojos de los lectores como para que piensen que un simple botón de Word lo puede hacer.

Aparte de eso, algo que se repite constantemente es que los editores (todos) son unos dinosaurios analógicos que no entienden internet y a los que ha pillado el toro desprevenidos, y por lo tanto no entienden que internet lo cambia todo (procesos, pero sobre todo, modos de consumo de lectura) y que por eso mismo, ellos, que han crecido con internet, lo saben todo. Bueno, pues yo estoy harta de tal argumento, porque resulta que además de llevar 18 años como directora de una revista literaria (en papel), llevo más de 12 dedicándome a la programación y arquitectura de webs, y todos los días me actualizo leyendo sobre cualquier tema relacionada con internet, comunicación, redes, privacidad, usabilidad, márketing online y cualquier cosa que se os ocurra relacionado con lo digital. Así que lo siento mucho, pero no, hay unos cuantos editores que sabemos bien de lo que hablamos cuando hablamos de lo que cuesta un libro en tiempos de internet (y también podría hablar yo de lo que cuesta una buena web, que tampoco se hace instalando un WordPress con un botón mágico).

Entonces, me pregunto si todos estos «expertos» en internet se han parado a pensar que internet no es gratis (los servidores donde alojar los archivos de los libros electrónicos, por poner el ejemplo más básico, no son gratis, y cuanto más tráfico y transferencia de datos tengan más caros son), que mi tiempo no es gratis (vale, en la promoción y distribución me ahorro el papel de enviar cartas y los sellos y el papel de imprimir carteles, pero tengo que dedicar mi tiempo a promocionar mis libros en otros canales, porque las cosas no se hacen solas) y además, lo digital no es gratis, porque el formato final que tenga un libro no afecta para nada (el coste de la impresión es mínimo en comparación con otros costes fijos de un libro) en todo el proceso (trabajo, personas, sueldos) por el que un manuscrito salido del ordenador de un autor (y yo, que tengo 36 años, he llegado a recibir manuscritos literalmente manuscritos, a mano) se acaba conviertiendo en un libro.

En uno de los comentarios, por suerte, Editorial Intangible coge los datos ofrecidos en el artículo y los desglosa, para que la cosa quede clara (y si visitáis su web no se les puede acusar precisamente de tener precios altos):

#11 Equipo Intangible | 08/11/2013 – 11:13h
Me gustaría comentar con un ejemplo este artículo, a modo de «fact checking».
El precio de 6.70 (medio, imaginario) comprende 1,16 e de IVA, que el editor no ve ni gana por ser impuestos que van al Estado. Precio neto entonces es de 5,54.
El distribuidor digital se lleva, dependiendo de los acuerdos entre el 40% y el 50%: 2,77 €.
Al autor corresponde el 25% de 5,54, es decir 1,385 €.
Quedan al editor 1,385 €.
Para recuperar solo la inversión de realización de un ebook debe vender 361 copias.
Para ganar dinero mucho más.
No digamos si los precios son más bajos de esos 5,54 netos.
Vender 361 copias de un ebook para un editor digital independiente y pequeño es un sueño real, no virtual. Y en general, cuando muchos editores no venden ni siquiera 361 copias impresas de un título, un sueño para todo el sector. Ser editor es más difícil de lo que parece y no se puede juzgar el sector sobre la base de las excepciones.

Recuerdo ahora aquella asignatura TGI (Teoría General de la Información) en la que se nos insistía en aquello de «el medio es el mensaje» y me paro a pensar si no será que hemos llegado a un punto en el que esta teoría ha crecido como un monstruo desbocado, y al pensar que el medio (el formato y la distribución digital) no tiene coste —e insisto, lo tiene—, se llega a la conclusión, totalmente errónea, de que el mensaje (el contenido trabajado y editado de manera profesional de un libro) tampoco «cuesta» nada.

Continuará…

(Fin de post indignado n.1, a este post debería seguir otro hablando del reparto gratuito de la copia digital con la copia impresa, y otro sobre el concepto «gratis», que una, tras dirigir durante 18 años una revista gratuita —en papel— sabe más que nadie los peligros que conlleva).

Actualizado para añadir este fantástico post de Jorge Portland, que es la continuación que a mí me hubiera gustado escribir: «Enseñame la pasta«

11 comentarios

alex noviembre 11, 2013

De acuerdo con que el trabajo no es gratis, el de nadie y, todos merecemos ser retribuidos. Que se cobre más o menos por un trabajo depende del mercado y, algunas veces, de la valía del profesional que lo realiza.
Me alegro de poder saber los costes de lanzar un ebook al mercado. Según el ejemplo del artículo, solo se necesitan 361 copias para recuperar la inversión por parte del editor. Solo 361… eso conduce a muchas reflexiones, pero para mi básicamente a una: si ni siquiera se venden esas unidades será que el libro es malo, o que el editor no ha promocionado lo suficiente el producto (precio poco adecuado, no ponerlo a disposición en varias plataformas de descargas, no publicitarlo convenientemente). A lo mejor a 6,70 no vendo 361 libros, pero a 4.01 a lo mejor vendo vendo 500 y, ya empiezo a tener beneficios (exiguos, pero beneficios).
Es solo un punto de vista, tan criticable como cualquier otro, hecho por un ávido comprador de ebooks.

Jose noviembre 11, 2013

Yo creo que el problema está en que la edición figital ofrece el mismo producto que la analógica. Ahora mismo no hay literatura digital, sino digitalizada. Un libro en papel que cueste 20 euros no puede tener su versión digital a 16, por ejemplo, a no ser que aportara otros elementos. Distinto es que el texto salga solo en ebook. Evidentemente, tiene sus costes.

Jaume Balmes noviembre 11, 2013

Alex: no se venden más por menos precio. Ni en papel ni en digital. La mayoría de ebooks no llega ni a las 20 ventas.

Jose: ¿Y porqué razón no puede costar 16 €?

Infoxicada Perdida noviembre 14, 2013

Existe un vicio lamentable muy extendido en nuestro soleado pero tristemente sombrío país: no valorar el trabajo de los demás. Esta es nación de «sobraos», de «yo lo hago todo mejor que nadie y estoy peor valorado que nadie», de «los profesores no trabajan, los funcionarios no trabajan y las mujeres se quejan por nada», de «da gracias que tienes trabajo», etc. Cualquier mentecato opina sobre cosas de las que no tiene ni puñetera idea sin el más mínimo rubor. Hala, abrid libros, (ya sean analógico o digitales) antes de abrir las bocazas… Comprendo tu indignación, Editora con Carrito.

Isabel noviembre 15, 2013

Estoy del todo de acuerdo con todo lo que dices, añadiendo la desvirtualización de la literatura, el hecho de que se piense que cualquiera puede escribir un libro, etc.
¿Que qué hemos hecho mal los editores y correctores? Pues creo que nada, creo que nunca ha dependido de nosotros. Es un trabajo visible e invisible que nadie reconoce porque la gente piensa que los libros llegan a las editoriales perfectos, sin erratas, bien estructurados o sin errores de contenido o continuidad y calentitos como la bollería por las mañanas…
Soy ambas cosas, correctora y editora, y ninguno de los dos trabajos se valora. Entre el sueldo ínfimo con el que se retribuyen y que quizá hay autores a los que no les gusta reconocer que no son perfectos… No sé decirte, es desconocimiento, como en muchas otras profesiones.

editora noviembre 15, 2013

No sé, Isabel, yo creo que una cosa que hemos hecho mal, seguro, es no darnos valor, no dar visibilidad en nuestro trabajo. No hace tanto el traductor estaba casi igual de invisibilizado que el corrector o el editor, pero fíjate ahora, su nombre sale siempre en la portada, o al menos en la página de créditos sí o sí. Si en la página de créditos se pusieran los nombres de todos los profesionales que intervienen en la creación de un libro, quizás los lectores se darían cuenta del trabajo que hay detrás.

Nosotros, en Ediciones con carrito, además de citar al corrector, editor, etc, hemos hecho algo «revolucionario»: hemos incluido los costes de edición del libro (no los de imprenta ni los de distribución, sino los de preparación de originales, revisión, corrección, edición y maquetación) y también hemos puesto cómo se distribuye el precio en porcentajes entre librero, editor y autor. La gente cuando ve esa página alucina.

Pirata? agosto 18, 2014

Alomejor y digo solo alomejor, quizas el fallo sea que los escritores se creen que con escribir un cuadernillo les sobra, y ahí aparecen los editores etc…gente que no haria absolutamente nada de falta si el escritor aprendiera a usar 2 herramientas libres y gratuitas que ya existen desde hace decenios…

Es como si ahora los carpinteros solo dieran las instrucciones y tuviera que venir otro a hacer el mueble…..(que de hecho ya existe esa version de carpinteros) un libro, descontando al impresor (en el caso del papel), el resto solo son chupopteros de trabajos ajenos, correctores, editores…..en fín…un escritor que no sepa escribir sin que le corrijan ¿debe llamarse escritor?

Esto me recuerda a la musica, escribo una cancioncilla y a vivir del cuento, no señores no, los billetes se ganan, si eres musico da conciertos, si eres escritor salvo por el impresor muevete tu de tienda en tienda etc…

El caso del cine seria el unico que aun opdria sentirme tentado a creerme la milonga que venden los pobrecitos actores/directores, y tampoco, viendo semejante bazofia de cine actual que cada vez que sales del cine te vas con la sensacion de que te han estafado 10 euros…

A un albañil o a un carpintero si hace una chapuza se le puede exigir la devolucion del dinero, a una chapuza de libro o una chapuza de pelicula no.

Es sencillo nadie es tonto y a todos no solo a los escritores/musicos/cineastas/editeores y demas vividores de la farandula nos regalan los billetes, si a todo ello unimos los sueldos de miseria que hay en españa ni por asomo dejo que me estafen 10 euros en un cine o 20 por un libro..

El dia que me devuelban el dinero si no quedo satisfecho con el producto, ese dia comprare todo antes que buscar si lo puedo descargar, hasta entonces seguiré mi metodo (para unos pirata) para mi que no me tomen de gilipollas, de buscar por internet la peli/libro/cancion si de verdad me gusta pago por el original, si no cumple mis espectativas al menos no seré yo el estafado…

editora agosto 18, 2014

Hola Daniel

Gracias por tu comentario. Estamos de acuerdo en que lo mínimo que se le puede pedir a un escritor es que escriba bien. Por lo demás, veo que como lector desconoces por completo el proceso por el que un manuscrito se convierte en un objeto (o un archivo digital) al que llamamos «libro». Ya lo comentaba yo en mi post, que algo hemos hecho muy mal los editores para que nuestro trabajo (que es mucho más que corregir) sea tan invisible. Si estás interesado en el tema, te envío dos enlaces a un blog en catalán (se puede usar Google Translate para leerlo) donde aunque se habla de la cadena de marcaje y composición de un libro y no tanto del editor, se ve el proceso de un libro. También, si no te apetece leer mucho, puedes ver la imagen siguiente y por abreviar mucho te diré que el editor se encarga de coordinar todas esas tareas (supongo que entenderás que en un proceso con tantos pasos, alguien tiene que haber coordinando):

http://bit.ly/1oIErm9 (imagen)

Pero bueno, como esto es un tema muy largo, porque luego también estamos los editores de mesa (que, insisto, no corregimos el texto, lo editamos, que es una cosa muy diferente) te invitaría un día a la editorial para que vieras in situ el trabajo de un editor. Y por cierto, te diré que para ganarme la vida, tengo que hacer otra cosa porque de los libros o eres Planeta o como editorial minúscula como la mía ya te aseguro que no vives.

Los enlaces que te comentaba:

La cadena disseny-marcatge-diagramació-composició-compaginació, 1: obres de nova planta complexes
http://bit.ly/1px0XgB

La cadena disseny-marcatge-diagramació-composició-compaginació, 2: obres de nova planta simples, i obres de disseny preexistent
http://bit.ly/1t9sgyZ

Deja una respuesta