El mundo más allá de Google Maps

Mi padre, que nació en el año 1934 (se casó con 40 años, lo que en su época era bastante raro y por lo tanto siempre hemos tenido un padre «mayor»), no entiende de internet ni de tecnología. No tiene ni teléfono móvil, e incluso cuando habla por teléfono lo hace subiendo el tono de voz, más cuanto más lejos está su interlocutor. Como si gritar más le asegurara que el mensaje llega más lejos.

Cuando yo tenía 9 años (allá por 1986) mis padres me compraron mi primer ordenador, alqo que tampoco había en muchas casas, pero ellos habían oído que aquello era el futuro y que sería bueno para nuestra educación. Así que unas navidades el regalo para toda la familia fue aquel aparato. Era un Amstrad 464, que servía para jugar o para hacer «cosas». Yo ya entonces me empapé el manual de uso y aprendí lo justo de Basic para hacer pequeños programas modificando los ejemplos que venían en la guía.

Desde entonces «eso de los ordenadores», como diría mi padre, no ha hecho más que crecer y crecer y yo, que de pequeña quería ser escritora y era una devoradora compulsiva de libros, he acabado trabajando delante de una pantalla y no de una clásica hoja en blanco. He sustituido los planos que arrancaba de las páginas amarillas cuando me instalaba en una nueva ciudad por la aplicación de Google Maps que me lleva a todos sitios. Tecleo un lugar o dos o tres palabras clave y listo, Google me lo dice todo.

Hace poco un amigo le propuso a mi padre ir a pasar la mañana a Miranda de Ebro, mientras que le arreglaban el coche en un taller de allí. Mi padre, que tiene 81 años y amigos de 60, se apunta a un bombardeo. Se acordó que en Miranda tenía una prima y que la prima (o su hija o su nieta) tenía una librería. Así que como no tenía la dirección de la prima, ni conocía el nombre de la librería, entró a la primera papelería que vio en Miranda y preguntó por ella. Así, tal cual. Explicó que él era de Pineda de la Sierra, que sus apellidos eran tal y tal y que si sabían darle noticia de una librera con familia en Pineda. Desde luego este método fue mucho más efectivo que cualquiera de las búsquedas de Google que yo pudiera hacer. En 10 minutos ya había encontrado la librería de su prima.

pd: por cierto, la librería se llama Estudio Librería y acaban de obtener el sello de Librería de Referencia Cultural en Castilla y León, tengo que visitarla, sin duda.

Un comentario

Mar enero 18, 2016

Claro, ¡así se encontraban las cosas antes! Bueno así y con la socorrida pregunta de ¿Y tú de quién eres?
Oye y para vernos ¿qué hago? ¿te busco en Google?

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