Palabras perdidas

Hace mucho tiempo, entrevisté a Cristina Peri Rossi. La entrevista original tenía unas 5.000 palabras, pero por imperativo editorial de la revista donde iba a ser publicada tuve que reducirla a una versión de 1.800 palabras, que es la que finalmente vio la luz. Cuando en el 2006 mi disco duro decidió decir adiós a este mundo, una de las pérdidas que más lamenté (casi más que el original del libro «De otro planeta») fue la transcripción original de la entrevista, con unas 6.000 palabras. Intenté localizar la cinta donde la había grabado, pero se la había devuelto a Amaia (la encargada oficial de las entrevistas de Consumer) y ella seguramente había grabado encima. Así pues, aquella tarde, aquella conversación, todas aquellas palabras estaban irremediablemente perdidas.

Hoy he quedado en Pamplona con Amaia y también con Ainara (la redactora jefe de Consumer por aquella época) y nos hemos acordado de Peri Rossi. Al llegar a casa, he estado un rato en la habitación de mis padres, que antes era mi habitación y conserva todavía todas mis cosas. Hablando, a lo tonto, he abierto una caja de clips. Debajo de los clips, había una cinta pequeña, de las de grabadora antigua. Inmediatamente he pensado en Peri Rossi: «si yo no tenía grabadora, la única vez que he tenido una cinta de estas en mi mano, fue para esa entrevista». Mi hermano ha comentado que total, tuviera lo que tuviera la cinta, no tendría un aparato para escucharla. Mi madre entonces, me ha preguntado: «¿le devolviste el cacharro aquel a Amaia?», y yo: «sí, claro», y ella: «pues a mí me suena que tengo aquí una cosa con un papel apuntado ‘para devolver a Amaia'». Efectivamente, ha sacado del cajón de las sábanas la grabadora en cuestión, atada con una goma y metida en medio sobre roto de la Caja Rural, en el que ponía en letras azules: «Esta grabadora es de Amaia» y en letras rojas: «tratar con cuidado».

Cuando he puesto la cinta me temblaban las manos. No se oía nada. Podía ser que no tuviera pilas. Las he cambiado, seguía sin oírse. «ah, tiene el ‘pause’ puesto». He dado al play: nada, se oía como si fuera una cacofonía: «mierda, no ha resistido el paso del tiempo». De repente me he fijado en una pestaña que marcaba las revoluciones: la he movido de lugar y ¡voilá! ahí estaba la voz de Peri Rossi hablando de Fausto y Goethe…

La cinta se escucha fatal, el sonido ha perdido calidad con el tiempo y costará transcribir la entrevista, pero no es una tarea imposible. Hoy acabo de recuperar una conversación única, irrepetible.

4 comentarios

Sonia diciembre 29, 2009

Yo fui una de las afortunada que leí esa entrevista completa, pero a mí disco duro también le dió por pasar a mejor vida.
Me alegro del hallazgo.

Un abrazo súper.

vitorina diciembre 29, 2009

🙂 los tesoros se encuentran en cajas mágicas (la parte de la nota de tu madre me chifla-chifla) me alegro muchísimo guapa

V. enero 2, 2010

No me lo puedo creer.
Bueno, sí. Claro que puedo 🙂

Marta enero 5, 2010

Qué bueno, Nuria, eso sólo te podía pasar a ti!
Me encantan las notas de tu madre

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