Los solos

Los domingos por la tarde los solos salen a pasear. También las parejas, pero en esa hora entre la noche y el día de un domingo, los solos se reconocen más fácilmente. Entre los grupos de dos, ellos caminan con las manos en los bolsillos, despacio, ensimismados. A veces levantan la vista y cruzan su mirada con otros solos. A veces se reconocen de otra tarde y de otra calle, y se sonríen. Volverán a pasear y a reconocerse otros domingos y en su soledad recordarán la sonrisa de los otros solos. Quizás algún día saquen las manos de los bolsillos. Quizás se sonrían de nuevo y se saluden. Y al poco, otro grupo de dos pasee una tarde de domingo, ajeno a los solos que ensimismados recorren su memoria, con los ojos en los bolsillos.

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