El coste del periodismo en RDCongo

Con permiso de Elia, una de mis blogueras preferidas y gran viajera, reproduzco a continuación unos párrafos de uno de sus últimos posts, en el que recuerda su convivencia con los responsables de radio Okapi en República Democrática del Congo:

…Pero por encima de todos ellos recuerdo a Serge, el secretario de redacción de la radio. Quizás por ser el más cercano a mi edad del equipo, o el más listo, o el más atrevido, yo siempre acudía a él en primer lugar a aclarar dudas. Y él siempre tenía un minuto para mí (o para cualquiera), por ocupado que estuviese. Tenía 31 años pero, sus mofletes rechonchos, sus gafas de médico, su calva incipiente y los trajes que solía llevar lo hacían parecer mayor. O quizás era simplemente su profesionalidad, que le había hecho ganarse el respeto de todos, en la radio y fuera de ella. Excepto la de las autoridades militares locales, con quien había tenido varios problemas desde hacía tiempo por haberse atrevido a decir la verdad sobre ellas.

En la RDCongo, como en muchos otros países africanos, a pesar de haber tenido elecciones democráticas hace un año, la libertad de prensa sigue sin estar garantizada. Los periodistas congoleños, que ya de por si trabajan en condiciones precarias, a menudo son amenazados, presionados, maltratados o incluso asesinados simplemente por querer hacer su trabajo de informar al público. Por ponerse del lado de la población y no de la minoría en el poder. Y algunos lo pagan con la vida.

Hoy hace exactamente una semana que Serge fue asesinado cuando volvía a su casa después del trabajo, en plena calle y a sangre fría, delante de diversos testigos. Uno de los mejores periodistas del país, que no se había dejado amedrentar por las amenazas que sufría desde hacía tiempo (aunque no le gustaba hablar de ello), ya no podrá hacer más su trabajo. Ya no podrá denunciar más abusos por parte de los militares, o de las autoridades locales, o de quin sea, aunque su injusta muerte es ya en si una denuncia. Una denuncia hacia la hipocresía de llamar democracia a un país por el simple hecho de haber tenido elecciones, pero en el que el abuso de poder sigue manifestándose a sus anchas sin castigo.

Un comentario

Mara Torres Weblog no oficial septiembre 18, 2007

Interesante lo que comentas.

Saludos

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