El sábado contaba a unas amigas cómo fue que una vez entrevisté a Isabel Allende. Es una de esas cosas que pasó hace tanto tiempo que ya casi me cuesta reconocerme en aquélla que se «coló» en una rueda de prensa en Bilbao y terminó sentada en el suelo junto con una amiga hablando con una sencillísima Isabel Allende que se había descalzado y se sentaba frente a nosotras en un sofá muy bajo con las piernas cruzadas sobre él. Esta mañana desayunaba con mi chica mientras leíamos el periódico y ahí me topaba con una entrevista a Isabel Allende en un suplemento de la Vanguardia. Ahora estaba haciendo zapping y me encuentro con Página 2 (el programa de libros de la 2), cuyo hilo argumental de hoy era una entrevista a Isabel Allende a cuenta de su libro «La suma de los días». Me pregunto por qué, si hace ya meses que mi amiga Amaia me dijo «Isabel Allende ha vuelto a ser ella, ya puedes leerla de nuevo», es ahora cuando se habla de este libro y me cruzo tres veces con ella en menos de 24 horas.
Cuando yo entrevisté a Isabel Allende fue por justo después de la edición de «Afrodita». En realidad ese libro me servía de excusa para hablarle del que yo quería, el que me había impactado de verdad, que había sido «Paula». Después de aquello (debió de ser en 1997) no volví a leer ningún libro suyo, porque no la reconocía en las sagas de libros juveniles que en mi opinión parecían estar hechas por encargo. Allende había sido una de mis escritoras preferidas, pero la que yo conocí sentada en aquel sofá y la autora de best-sellers de los últimos tiempos no parecían tener mucho que ver la una con la otra.
Ahora tengo curiosidad por leer esta «Suma de mis días», aunque sé que no lo haré inmediatamente. Me pregunto también si la Nuria que devoraba libros de Isabel Allende tiene algo que ver con esta Nuria que escribe ahora. Cuánto queda de entonces, cuánto he perdido, cuánto he ganado. Ahora sé que nunca atravesaré las montañas de Chile. También sé que algunos sueños se cumplen de golpe y que otros, a plazos.
6 comentarios
Este comentario no es para ti. Es para esa mujer que ha conseguido que introduzcas la palabra «desayuno» en tu vocabulario y que te ha inspirado lo suficiente para que entraras en… en…. una frutería.
C., te admiro.
haa, haaa, haaa! me he reído mucho con lo de la frutería Avendetta,
parece increíble! pero yo creo que está cambiando sus hábitos desde que ya no trabaja con pijama
un beso para tí Ave y dos más para tí Nuria, me gusta que escribas :*
Y lo que veremos aún, C. Y lo que veremos aún…. 😉 Cualquier día va y le quita el chorizo a las lentejas y ya, el acabose.
vas a quitarle el chorizo? Pues ya sabes que tienes «la batalla de las lentejas» (no sé si hay otro nombre oficial para el evento) perdida.
un beso a las tres
Avendetta, quitarle el chorizo a las lentejas dice… ¡no caerá esa breva!
P.D. Pero editora, cuando has entrado tú en una frutería?
Yo empecé a leer «Paula» una docena de veces y siempre me quedaba encallada (con el corazón en la garganta) en la primera página.
Sólo tiempo después conseguí leerlo entero aunque no he vuelto a ser capaz de leer nada de esta mujer «por si acaso».
Quizás me anime con el último.