Post matutino incompleto

Afuera hace mucho viento. Los áticos a veces parecen barcos azotados por la marea. Ahora todas las mañanas me levanto, me ducho, me visto y me tomo un té. En este orden. No siempre fue así. Antes me levantaba, me conectaba al ordenador, me ponía a trabajar, me tomaba un té, paraba un poco, me duchaba, me ponía otro pijama, picaba de una bolsa de patatas, seguía trabajando, ponía una lavadora, atendía más tareas, colgaba la ropa, comía un sandwich delante del ordenador… Ahora mientras tomo el té por las mañanas miro por la ventana. Mi terraza se asemeja a los restos de un naufragio: la lona que protege los muebles quizás salga volando un día de estos, la barbacoa no siempre se mantiene en pie y las macetas con mis intentos de cultivar flores siempre acaban en el suelo.

Si sigo escribiendo perderé el tren. Ir a una oficina todos los días quizás sea lo más raro que he hecho hasta ahora. Me gusta más de lo que pensaba, sin embargo. Separar trabajo y vida. Marcar fronteras claras, aunque suponga llevar las vidas paralelas de las que hablaba antes. Estos pequeños momentos por la mañana, la obligación de salir de casa y aparcar la colección de pijamas. Los mensajes de buenos días y el tratrikiteo del tren.

Un comentario

tu pijama noviembre 13, 2008

y ahora también escribes más y puedes leer con tranquilidad, són pequeños grandes momentos de intimidad que se estan adaptando a un nuevo ritmo, el del tratrikiteo ¿quizás? ;P ànims petita :*

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