Narrar el azar

[…]

A mí me pasa con las ciudades; en su día supe que Canterbury forma parte de mi destino, incluso mucho antes del año de erasmus; ahora siento también que Barcelona es parte de mí, aunque yo jamás había pensado visitar esta ciudad, y si lo pienso bien, Canterbury es el camino que me ha traido a Barcelona. Si allí no hubiera estudiado cine documental, nunca habría venido aquí para seguir esos estudios (más otra serie de extrañas coincidencias).

Tengo un profesor que se ríe de todo este «sentimiento trágico de la vida» y dice que no es más que la necesidad de narrar inherente al ser humano la que nos hace pensar y narrar nuestra vida como si todo formara parte de un plan predeterminado (como una novela) y construir con cada hecho anecdótico de nuestra vida una cadena de consecuencias y hechos, cuando en la realidad la vida no es más que pura anécdota y coincidencia.

2 comentarios

Marta noviembre 2, 2009

Puede que tu profesor tenga razón, pero es mucho mejor pensar que el azar tiene algo que ver en nuestra vida. Y que, en cierto modo, es lo que te empuja a escoger un lugar donde vivir o un camino por el que seguir que te llevará a donde el azar quiera…

reckoning noviembre 7, 2009

Tú defines coincidencia y anécdota como nadie 😉

Deja una respuesta