Las películas de amigos que se besan me siguen poniendo triste

Es poco intelectual para una antigua estudiante de cine documental como yo, y además, ahora que he encontrado a una guapa que me quiere infinito y a quien yo quiero igual, no debería sucederme, pero, aunque no sea lógico, las películas de amigos que se besan me siguen poniendo triste. Porque hay tantas historias así, amigos que se besan, o que ni siquiera llegan a besarse, y sin embargo se quieren siendo algo más, y algo menos.

Subo a casa pensando sobre todo en dos personas, tan importantes para mí, tan presentes aunque vayan pasando años y años cambiando sin vernos: una, por haberme querido tanto, aun sin esperanza; y la otra, por haberla querido yo tanto, aun sin esperanza. Y no puedo dejar de pensar en los detalles, una biblioteca, una carta, una cajita, otra carta que nunca llegó, una postal que decía «te recuerdo, te pienso, te tengo como referencia», una casualidad, Bryce Echenique, el transbordo en Diagonal antes de las obras… Tantos detalles para los que no hay receta, tanta nostalgia que cae y se escapa entre los dedos.

Y cuando llego a casa encuentro notas preciosas, dos guapas que se besan en una nube, toman té y brilla el sol y la luna al mismo tiempo. Y no, del ahora no quiero escribir con nostalgia.

guapas

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